El biofeedback y neurofeedback como estrategias de optimización de la salud y el sueño

Artículo científico de Santiago Brand, terapeuta especialista en neurofeedback y biofeedback del Psicoterapia Trauma Institute

Hasta hace algunos años se pensaba en la mente y en el cuerpo como dos sistemas completamente independientes. No se concebía que lo que tuviera lugar en la mente podría afectar al cuerpo y viceversa. Sin embargo, todo esto comenzó a cambiar a partir del descubrimiento de las diferentes formas de aprendizaje. El aprendizaje comprende un cambio en el comportamiento por resultado directo de la experiencia. Para que esto ocurra es necesario un reforzamiento para que pueda ocurrir un condicionamiento operante o un condicionamiento instrumental. Desde esta perspectiva, tanto los comportamientos encubiertos latentes como los encubiertos (pensamientos, emociones y respuestas psicológicas) son funciones de los antecedentes y consecuencias de dichos comportamientos (Schwartz y Andrasik, 2003).

Durante décadas el pensamiento prevalente era que solamente el sistema musculoesquelético, mediado por el sistema nervioso central (SNC) respondía a condicionamiento operante. Esta visión sostenía que el sistema nervioso autónomo (SNA) funcionaba automáticamente y por tanto más allá del control voluntario. La mayoría de los científicos pensaba que los controles internos y homeostáticos para funciones tales como la circulación y la digestión eran innatos y que no eran afectados por el aprendizaje autorregulatorio. Se asumía que el funcionamiento del SNA era modificable solamente por la vía del condicionamiento clásico si es que se presentaba algún tipo de aprendizaje. Desde esta perspectiva, las respuestas son automáticas después de que el condicionamiento ocurra. En el condicionamiento clásico los pensamientos pueden convertirse en estímulos condicionados y elicitar respuestas fisiológicas (Schwartz y Andrasik, 2003).

Sin embargo, esta tendencia de pensamiento comienza a cambiar en la década de los setenta cuando experimentos con humanos y animales comenzaron a demostrar que se podían producir incrementos y decrementos en varias respuestas corporales. Estas incluían respuestas vasomotoras, presión sanguínea, salivación, respuesta galvánica (GSR) y cambios en ritmos cardiacos (Kimmel, 1979, y Harris y Brady, 1974, citados en Schwartz y Andrasik, 2003). Fueron entonces estas y otras investigaciones a mediados de los setenta lo que se conoce como psicofisiología y biofeedback. Los inicios de psicofisiología se remontan a los sesenta cuando David Shapiro ofrece el primer curso acerca de este tema en la Universidad Harvard (Schwartz y Andrasik, 2003). La psicofisiología es el estudio científico de las relaciones entre los procesos fisiológicos y cognitivos. Los psicólogos-fisiólogos que a menudo manipulan la fisiología observan el comportamiento con el objetivo de lograr cambios en los individuos.

Una forma de psicofisiología aplicada es el biofeedback; este ayuda a las personas a alterar sus comportamientos a través de la retroalimentación de su fisiología (Schwartz y Andrasik, 2003). El biofeedback comprende el proceso de aprendizaje de control sobre las funciones fisiológicas por medio del uso de instrumentos (Demos, 2005). El entrenamiento en biofeedback utiliza la colocación de sensores al cuerpo con el propósito de adquirir señales biológicas tales como temperatura, ritmo cardiaco o aquellas de las glándulas sudoríparas. Las señales biológicas son mostradas al consultante con el propósito de adquirir control mental sobre los procesos biológicos subconscientes. El individuo recibe información momento a momento en tiempo real acerca de los cambios en la zona donde se encuentran ubicados los sensores. Esta información puede venir en la forma de tonos, imágenes digitales o análogas o gráficas computarizadas. El biofeedback es una destreza de autocontrol: las personas aprenden a regular aspectos del SNA (Demos, 2005).

Otra forma de retroalimentación trabaja directamente sobre el órgano que nos hace como somos: el cerebro. El neurofeedback es un sistema comprensivo de entrenamiento, el cual promueve crecimiento y cambio al nivel celular del cerebro (Demos, 2005). El neurofeedback traslada la ciencia fuera del laboratorio y la coloca en las manos de terapeutas privados. Esta técnica de entrenamiento es la respuesta de la tecnología a la psicoterapia, rehabilitación cognitiva y bajo rendimiento cerebral (Demos, 2005). El neurofeedback es una forma de neuroterapia, la cual provee a los individuos información acerca del estado de las ondas cerebrales. Las personas usan esta información para aprender a incrementar el tiempo en el que el cerebro funciona eficientemente. A medida que el desempeño cerebral es incrementado exitosamente, los síntomas asociados con ciertas alteraciones disminuyen y el rendimiento de la persona aumenta. La actividad cerebral es monitoreada a través de sensores que son colocados sobre el cuero cabelludo de la persona. El neuroterapeuta prepara el entrenamiento de tal manera que se le informa al consultante si la actividad cerebral se está moviendo en la dirección deseada. Por ejemplo, cuando un individuo logra un estado de relajación o concentración, escucha un tono o una música relajante. También puede manipular graficas en la pantalla del computador o videojuegos que han sido diseñados para este propósito (Swingle, 2008).

El biofeedback y neurofeedback han dejado de ser un componente exclusivo de tratamiento para la población clínica y han realizado una incursión en las áreas del rendimiento humano tales como la laboral, la artística y la deportiva y atlética. Estas metodologías de entrenamiento y autocontrol no son solo utilizadas para sanar sino también con el objetivo de ayudar a los individuos a rendir a niveles antes poco imaginados. El psicólogo del deporte Carlstedt (2004) es tal vez el primero en diseñar un protocolo científicamente validado para deporte (basado en la evidencia) con variabilidad de la frecuencia cardiaca (HRV) y neurofeedback de la activación interhemisférica para enseñar a los atletas a desempeñarse mejor, especialmente durante momentos críticos de la competición. Otro de los casos mundialmente conocidos fue la contratación del Mind Room International por parte del Milán de Italia y de la selección de futbol del mismo país que se coronó campeona del mundo en el 2006 para realizar un entrenamiento en neurofeedback como preparación para la cita mundial. La mayoría de protocolos de biofeedback y neurofeedback en el deporte han sido utilizados para disminución de la ansiedad, manejo del estrés precompetitivo y optimización de la concentración (Schwartz y Andrasik, 2003).

Los deportistas, atletas, empresarios, estudiantes y otras poblaciones tienen vidas caracterizadas por agitados horarios que incluyen largas jornadas de trabajo, estudio, entrenamiento y múltiples quehaceres en sus calendarios. Los cuerpos de estos individuos son tal vez empujados a límites sobrehumanos en muchas ocasiones. No es sorprendente entonces que los aspectos psicológicos del competidor deportivo, laboral, académico o artístico también sufran las consecuencias causadas por el arduo trabajo físico, los largos días de entrenamiento, los largos viajes, el tiempo lejos de la familia y la presión de la competición. La recuperación física y el sueño son factores supremamente importantes no solo para el rendimiento, sino también para la salud de los individuos. El sueño es una de las funciones, si no la función más importante para los seres humanos. El sueño cumple una función reparadora y mantenedora de la concentración, memoria, función cardiaca, relajación muscular, emociones y, por supuesto, el desempeño, llámese laboral, académico o deportivo (Othmer, 2008). Las dificultades en el sueño pueden tener consecuencias negativas inmediatas; aún más importante es el hecho de que un sueño ineficiente acumulado a largo plazo puede traer consecuencias nefastas para la salud física y mental de cualquier individuo.

Teniendo esto en cuenta, el biofeedback y el neurofeedback podrían ofrecer grandes ventajas para las organizaciones terapéuticas, socioeducativas, empresariales, deportivas en cuanto a la recuperación física y el mantenimiento del sueño se refiere. Ayudar a un individuo a dormir bien no solo mantiene y propicia un buen rendimiento, también es importante para mantener una buena salud y prevenir enfermedades y lesiones o accidentes e inclusive el síndrome de burnout. El biofeedback como tal utiliza varias modalidades, las cuales se pueden aplicar de manera individualizada o en conjunto para potenciar las habilidades de una persona. La respiración (RSP) es una función fundamental en los seres humanos; no solo respiramos para mantenernos vivos, debemos aprender a respirar ya que esto provee innumerables beneficios. Tal vez la mejor manera de resumir la importancia de la respiración es el postulado del doctor Robert Fried ,: «La respiración es un préstamo que se nos ha otorgado, debemos devolverlo cuando ya no la necesitemos». La respiración promueve la producción de oxígeno y glucosa para el cerebro, elementos esenciales para su funcionamiento (Demos, 2005). Adicionalmente, la respiración está conectada a ─y ayuda a regular los demás sistemas del organismo─ lograr una frecuencia entre 6 y 7 respiraciones por minuto (bpm), ayuda a reducir y relajar el tono muscular, oxigena de manera más eficiente la sangre, incrementa el flujo sanguíneo a los músculos y regula la temperatura sanguínea y corporal. Además, promueve una mejor coherencia de la variabilidad de la frecuencia cardiaca (HRV), lo cual ayuda al cerebro a producir más ondas alpha (asociadas a descanso y relajación). Por ende, entrenar a las personas en respiración diafragmática puede traer beneficios para la reducción de ansiedad, la reducción de actividad simpática y la mejor recuperación física y mental.

El corazón es tal vez el órgano que más se ve afectado por las emociones; la variabilidad de la frecuencia cardiaca (HRV) se refiere a las alteraciones entre latidos del corazón, causadas por diferentes estímulos. En estudios realizados con deportistas, Carlstedt (2004) correlaciona la HRV con estados de rendimiento positivos (por ejemplo, habilidad represiva de momentos críticos) y negativos (por ejemplo, neocriticismo, afecto negativo), los cuales pueden generar una cascada de respuestas fisiológicas que interfieren en el rendimiento físico y mental del deportista, así como su capacidad de recuperarse de largas competiciones y momentos críticos durante estas. La HRV también es importante dada la conexión fisiología que existe entre el corazón y el cerebro; el producir una alta coherencia ayuda en la producción de ondas alfa, las cuales están relacionadas con estados de relajación (Carlstedt, 2004).

La tensión muscular es otro factor que perturba el rendimiento y la buena recuperación de un individuo. La electromiografía (EMG) es una técnica que concierne al desarrollo, análisis, grabación y evaluación de las señales míoeléctricas (aquellas formadas por variaciones en el estado de las membranas de las fibras musculares) (Konrad, 2005). Una de las formas más comunes de recuperación muscular practicada por psicólogos es la relajación muscular progresiva. Esta técnica enseña al individuo a conocer y detectar sus niveles de tensión muscular para así someterlos a control voluntario. Utilizando equipos de biofeedback se puede mostrar al individuo sus niveles de tensión muscular y por medio de pantallas interactivas se le puede entrenar para que los manipule dependiendo del objetivo que se quiera lograr. El entrenamiento de las respuestas electromiográficas podría ser útil tanto para la ejecución de la técnica como para una buena recuperación.

Una de las respuestas fisiológicas escasamente estudiadas en al ámbito deportivo es la temperatura (TEMP) y flujo sanguíneo. Una adecuada temperatura corporal y flujo sanguíneo se han asociado a un mejor y más rápido tiempo de recuperación de las llagas producidas en la diabetes. Adicionalmente el biofeedback de la temperatura ha sido utilizado para tratar condiciones como la hipertensión, el asma, las migrañas e inclusive como herramienta psicoterapéutica (Demos, 2005). Cuando una persona experimenta niveles elevados de estrés se genera vasoconstricción, lo cual disminuye el flujo sanguíneo con temperatura adecuada a los músculos. Por estas razones, tendría sentido el implementar entrenamiento de la temperatura para lograr una mejor recuperación no solo de los músculos, sino del organismo en general con el fin de lograr un mejor equilibrio.

Otra forma de entrenamiento que trabaja para lograr cambios fisiológicos y conductuales es el neurofeedback, que es una forma de entrenamiento que trabaja sobre el metabolismo del cerebro como se mencionó anteriormente. Estos cambios en la actividad cerebral se reflejan en forma de ondas cerebrales en una pantalla de computador o monitor utilizado para retroalimentar al individuo. El cerebro produce diferentes ondas cerebrales, las cuales se encuentran en los diferentes lóbulos del cerebro; éstas se asocian a una o más funciones dependiendo de su ubicación (Swingle, 2008). Estas ondas vibran a determinadas frecuencias, las cuales se consideran óptimas. Las condiciones que aquejan a las personas (por ejemplo, depresión, hiperactividad, insomnio, ansiedad) se presentan cuando estas ondas funcionan por encima o debajo de su frecuencia ideal. Las diferentes ondas cerebrales son las siguientes: a) theta: se relaciona con el procesamiento de información adecuado, estados de relajación y focalización; su frecuencia ideal para un óptimo funcionamiento es de 4-8 Hz; b) alfa: generalmente está relacionada con un estado de relajación o una atención relajada. Esta onda ubica al cerebro a un estado neutro, listo a responder cuando se necesite; su frecuencia ideal es entre los 8 y 12 Hz: c) beta, popularmente se describe como un arma de doble filo; está relacionada con la concentración activa y el consumo de energía física y mental durante la realización de una tarea. Cuando beta está por encima de lo que se considera ideal se puede asociar a alteraciones como ansiedad, depresión o insomnio. Típicamente, su frecuencia ideal está entre los 14 y los 18 Hz; d) delta: se produce para dormir específicamente. Si esta se encuentra elevada en estado de vigilia se relaciona con dolor crónico, fatiga mental excesiva o poca estimulación para concentrarse en un tema o tarea en particular. Su frecuencia es de 0,4 a 4 Hz. El ritmo motor sensorial (SMR) se encarga de producir una atención relajada. También está asociada con la calma del tono muscular, manejo de dolores musculares, de cabeza y tratamiento de tremores. Su frecuencia se ubica entre los 12 y los 15 Hz. e) gamma: está relacionada con procesamiento cognitivo y aprendizaje con una frecuencia entre los 35 y los 45 Hz (Demos, 2005; Swingle, 2008).

El sueño está directamente relacionado con el estado de arousal (activación) del cerebro (Othmer, 2008). Los patrones del sueño pueden proveer información útil acerca del estado de rendimiento cerebral de un individuo. Un arousal elevado interfiere con la habilidad de dormirse rápido, volverse a dormir si se despierta y estar tranquilo al momento de acostarse. Un arousal bajo puede resultar en falta de sueño y despertarse en repetidas ocasiones con una sensación de ansiedad. Así mismo, puede presentarse dificultad para levantarse en la mañana o despertarse cansado a pesar de dormir toda la noche, es decir, no hubo un sueño reparador. Con el fin de entrenar y mejorar el sueño en diferentes personas, se pueden diseñar protocolos de entrenamiento individualizados que tomen en cuenta las necesidades específicas de cada persona. Para eso, se toma en cuenta el sistema internacional 10-20 (ver figura .) (Demos, 2005; Swingle, 2008). Este sistema utiliza puntos de referencia de 19 sitios sobre el cuero cabelludo, donde las mediciones se llevan a cabo colocando sensores sobre estos puntos estratégicos. Los sitios de colocación de los sensores pueden variar de individuo a individuo. Algunos puntos recomendados para trabajar sueño y recuperación son T3, FP1 y T3, T4 (Othmer 2008). Otros autores (Swingle, 2008) mencionan O1 como un sitio para entrenar si el objetivo es el mejoramiento de la calidad del sueño. La amplitud a inhibir o premiar varía de individuo a individuo. Típicamente, se busca inhibir delta y theta en FP1, inhibir beta en T3 Y T4 y premiar alfa en O1, especialmente si el problema es debido a algún tipo de trauma (Swingle, 2008).

El biofeedback y el neurofeedback podrían proveer a las ciencias de la salud y el comportamiento con una herramienta poderosa de intervención y optimización del rendimiento, salud y calidad de vida. Así mismo se pueden adicionar al ya existente repertorio de estrategias e intervenciones que los profesionales utilizan para orientar al paciente, pero también para proteger su salud e integridad física y psicológica. Sin embargo, no deberían utilizarse estas herramientas simplemente porque la literatura menciona que han funcionado en el ámbito clínico. Lo que se necesita son protocolos validados y basados en la evidencia como aquel de Carlstedt (2004). Es imprudente decir que una intervención en biofeedback funcionó basándose solamente en el relato del individuo. Es imperativo investigar y validar estos protocolos a fin de tener respuestas claras del porqué serian de beneficio para un paciente y del porqué valen la pena ser implementados como parte de un programa de entrenamiento. Sin embargo, la tecnología y la ciencia están al alcance de quienes quieren y pueden utilizarlas de manera profesional, científica y, sobre todo, éticas.

Figura 1. Sistema internacional 10-20. Guía para la colocación de los electrodos para el entrenamiento de neurofeedback.

REFERENCIAS

Carlstedt, R. (2004). Critical Moments During Competition: A Mind-Body Model of Sports Performance WhenIit Counts The most. Nueva York: Psychology Press. 

Demos, J. (2005). Getting Started With Neurofeedback. Nova York: W. W. Norton & Company, Inc.

Konrad, P. (2005). The ABC of EMG. Scottsdale (Arizona):  Noraxon, Inc. 

Othmer, S. (2008). Protocol Guide for Neurofeedback Clinicians. Woodland Hills (California): EEG Info. 

Schwartz, M.; Andrasik, F. (2003). Biofeedback: A Practitioner’s Guide. Nueva York: Guilford Publications, Inc.

Swingle, P. (2008). Biofeedback for the Brain: How Neurotherapy Effectively Treats Depression, ADHD, Autism, and More. Piscataway (Nueva Jersey): Rutgers University Press.

 

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